Almorzar fuera de casa. Un problema moderno común.
Existen muchas razones por las cuales el hábito de comer fuera de la casa puede convertirse en rutina. Las principales causas podrían ser: ubicación distante de la oficina, el congestionado tráfico, reuniones de trabajo, practicidad o incluso por preferencia personal.
La realidad es, que comer fuera de nuestro hogar (lo que se traduce en no poder controlar los elementos no visibles agregados a los alimentos) contribuye al aumento de peso, a trastornos gastrointestinales (intoxicación alimentaria, diarrea, producidos por bacterias) o al desarrollo de alergias y/o intolerancias (lácteos, gluten, mariscos) cuando se hace de una forma frecuente.
Entendiéndose también, que desde el punto de vista económico y práctico se escogerán alternativas de bajo costo y de rápida cocción. En ese intento de satisfacer necesidades diarias de alimentación se ingieren alimentos altamente grasos, por tanto calóricos, que tienen relación con el aumento de peso junto a la alteración de perfiles de colesterol, ácido úrico, triglicéridos y glicemia.
Idealmente la recomendación será pautar y preparar las comidas en casa, pudiendo tomar decisiones precisas sobre la forma de cocción a utilizarse, los condimentos, el tipo de alimento, la variedad y por supuesto, la manipulación adecuada de los mismos.
Cuando no es posible obtener los alimentos en casa, ¿Cuál es la recomendación?
Limite el consumo de alimentos fritos (empanadas, quipes, pastelitos, tostones, plátanos maduros), busque opciones de alimentos hervidos, o cuya forma de cocción no requiera grandes procesos (ej. pan integral con queso mozzarella). Además, incluir frutas es una de las alternativas recomendables que puede repetir diariamente.
De acuerdo a su disponibilidad, optar por carnes menos grasas (pechuga de pollo, filete de cerdo) cocidas a la parrilla o a la plancha, verduras hervidas y algún hidrato de carbono como arroz, granos u otro cereal como quinoa son recomendables.
Al escoger alimentos como pastas (espaguetis, risotto) se arriesga a un elevado consumo de calorías en azúcares y grasas saturadas por la forma de cocción, evítelas.
¡Las ensaladas no siempre son la mejor alternativa! Observe sus ingredientes, la tendencia es a adornar las ensaladas con ingredientes adicionales (como tocineta, panes o tortillas tostadas, quesos, nueces) que agregan un valor calórico igual o más elevado que una pasta o hamburguesa y !ojo! (las ensaladas crudas son muy saludables, pero su preparación debe ser revisada debido a la higiene requerida en su preparación).
En la búsqueda de pérdida de peso, omita los platillos de entrada y postre para asegurar un consumo calórico aproximado al sugerido y limite bebidas azucaradas (jugos, refrescos) o alcohol.
Una adecuada nutrición no sólo requiere la inclusión de los alimentos considerados saludables, sino también la forma de cocción, la inocuidad y el sostenimiento de una efectiva rutina.
Mantenga el balance entre lo saludable y lo placentero para encontrar excelentes resultados a corto y a largo plazo.
– Dra. Erika Perez Lara
Deja una respuesta
Deja una respuesta