Estilo de vida y prevención cardiovascular

Importancia del Estilo de Vida en la prevención Cardiovascular
– Dr. Pedro Ureña Velásquez.  Cardiólogo Clínico e intervencionista

La evolución física del ser humano  refleja hasta cierto punto como el desarrollo impacta la aparición de diversas enfermedades en particular la cardiovascular.

Nuestro sistema musculo esquelético fue diseñado para la actividad física, la cantidad de calorías necesarias para mantener una homeostasis adecuada no contemplaba el depósito energético acumulado en forma de grasas, a excepción de reservas para épocas de carestías. Es decir el balance entre actividad física mas ingesta calórica debía ser el adecuado para evitar los depósitos de grasas en las arterias o estresar el manejo de los azucares.

A medida  que la actividad física fue disminuyendo gracias a los avances en medios de transporte, carga etc. y la disponibilidad calórica fue en aumento, de esa misma forma transicionamos hacia enfermedades  como la Diabetes, el Infarto, los accidentes cerebrovasculares y el fallo cardiaco.

Como ejemplo de cómo el estilo de vida trastorna el perfil de riesgo cardiovascular, un estudio reciente publicado en la revista Lancet describió los hallazgos de arterioesclerosis  mediante angiotomografia coronaria  en una tribu  Boliviana los Tsimanes, con patrones de actividad física regular  (promedio 8 horas por día), demostrándose  la ausencia de enfermedad coronaria en un 65% de pacientes por encima de los 75 años. El concepto de que la enfermedad arterioesclerótica es inherente al envejecimiento encuentra en este estudio una contradicción relevante.

La evidencia es clara, en sociedades donde los patrones dietéticos promueven dietas consideradas cardiosaludables y donde la actividad física es parte de la rutina diaria observamos una incidencia y prevalencia menor de la enfermedad cardiovascular vs países donde la alimentación es rica en grasas saturadas y azucares.

Iniciativas globales respondiendo a la grave epidemia de enfermedad cardiovascular están siendo implementadas con diversos grados de éxito, el ejemplo de Finlandia uno de los países con mayor mortalidad cardiovascular en el mundo en la década de los 70, ha logrado la mayor reducción de la misma gracias a una campaña gubernamental efectiva de prevención primaria y tratamiento a tiempo. Hoy día el oeste de Finlandia ha logrado reducir la aparición de nuevos eventos cardiovasculares en un 20% y reducir la mortalidad en hombres en un asombroso 65%.

Familiarizarnos con las ventajas de una dieta saludable y los beneficios inherentes a la actividad física regular es la mejor forma de mantener la pandemia cardiovascular a raya.

 

Dieta Cardiosaludable.  
– Dra. Erika Pérez Lara.   Nutrióloga Clínica

Desde inicios de los años setenta, la enfermedad cardiovascular ha resaltado por ser una de las principales causas de muerte. Actualmente,  según estadísticas, mueren más personas por enfermedad cardíaca que por cáncer, siendo necesarias estrategias para prevenir esta pandemia.

Los principales factores de riesgo cardiovasculares son:

  • Hipertensión arterial
  • Trastorno en los lípidos – colesterol (dislipidemia)
  • Historia familiar de enfermedad cardiaca (ej. infarto al miocardio)
  • Sobrepeso
  • Sedentarismo
  • Diabetes
  • Tabaquismo

Desde el punto de vista nutricional, “la dieta” se define como la ingesta de alimentos por 24 horas con características que pueden ser tanto positivas como negativas para su salud.  Para que esta dieta sea “saludable” deberá cumplir algunos criterios como: variedad, sabor, equilibrio y sostén en el tiempo.   Al momento de describir una ‘Dieta CardioSaludable’ nuestro enfoque será prevenir los factores de riesgo antes mencionados para proteger y asegurar un mejor pronóstico en nuestra salud cardiovascular.

El consumo de frutos secos (nueces) se enfatiza como parte de una dieta cardiosaludable por el aporte de grasas poliinsaturadas y monoinsaturadas (grasas buenas) y su consecuente beneficio de mejorar el colesterol HDL (bueno).

Además, incluir de forma regular las frutas, verduras, pescados, carnes magras, granos y cereales integrales.

¿Cuáles serán los puntos clave en la dieta cardiosaludable?

  • Reducir la ingesta de sal.
  • Reducir las grasas saturadas en carnes (ej. res, cordero, chivo, pato), bollería (pastelitos, croissants, empanadas) y embutidos (jamones, salchichas y otros fiambres). Estas se han asociado a elevación de la presión arterial.
  • Aumentar la ingesta de fibra (en frutas, verduras, granos, cereales integrales)
  • Aumentar el consumo de grasas “buenas” presentes en aceite de oliva, aguacate, nueces (ej. almendras, semillas de cajuil, avellanas) tomando en cuenta las porciones pues son altamente calóricas.
  • Aumente la frecuencia de consumo de pescados (mínimo 3 veces por semana)
  • Evite alimentos fritos (las grasas trans se asocian a la elevación del colesterol LDL)
  • Reduzca la ingesta semanal de alcohol y suspenda el tabaquismo.
  • Realizar ejercicios será parte complementaria e indispensable de una dieta cardiosaludable.

A medida que avanzamos en edad, aumenta nuestro riesgo cardiovascular por lo que tomar conducta temprana (desde la niñez)  les brindará un apoyo potencial.

 

Reduciendo Azúcar y Sal.  
– Dra. Ana Carolina Báez Abbott.  Nutrióloga Clínica

Azúcar y Sal. Dos ingredientes que antiguamente se utilizaban de forma escasa para dar un toque de sabor a ciertos alimentos y bebidas, en la actualidad se encuentran casi sin excepción en la mayoría de los alimentos que consumimos.  Catalogados por algunos autores como «El binomio seductor» son considerados como  parte de los agentes causales y comunes de las llamadas enfermedades crónicas no transmisibles: obesidad, diabetes, cáncer y enfermedades cardiovasculares, actuales epidemias a nivel mundial.

En los últimos 50 años el consumo de azúcar se ha triplicado. Para la industria alimentaria se ha convertido en una “garantia de sabor” y es así como la encontramos en bebidas, cereales empacados, panes, galletas, yogurts, salsas,  es decir, en los alimentos de consumo diario.  De ahí que el paladar del ser humano se ha tornado muy afín y dependiente del azúcar.    Con sus diferentes nombres: fructosa, sacarosa, glucosa, jarabe de maíz, entre otros, su consumo excesivo se relaciona al aumento de los niveles de glicemia, alteración en la función de la insulina, aumento de los niveles de colesterol, triglicéridos y daño hepático.   Actualmente, la Organización Mundial de la Salud ha alertado a reducirla a menos del 5% del total de calorías consumidas diariamente.  En un individuo que consuma 2,000 calorías estamos hablando de 25 gramos por día, lo que representa 6 cucharaditas de tamaño de café.  Es importante resaltar que esta cantidad corresponde al total diario  (la que añadimos para endulzar y la  que está contenida en alimentos).

Otro elemento de gran preocupación es la sal.  En las últimas décadas su ingesta ha alcanzado niveles tan altos como 9 a 12 gramos por día.  Tradicionalmente nos hemos enfocado en controlar la sal que se agrega a los alimentos para condimentar, sin embargo el principal problema en la actualidad es la sal que no vemos; aquélla que está presente en alimentos tales como, embutidos, carnes ahumadas, quesos, productos enlatados, picaderas, salsas, sazonadores, comidas rápidas, entre otros.   Este consumo excesivo conlleva al aumento de los niveles de presión arterial y a su vez predispone a enfermedad de las arterias coronarias, accidente cerebral vascular y enfermedad renal.  Se estima que se podrían prevenir 2.5 millones de muertes cada año si se reduce el consumo de sal  a menos de 5 gramos por día  (equivalente a unos de 2,000 mg de sodio, tamaño de 1 cucharadita).

Qué cambios podemos hacer?

  • Reduzca la sal que utiliza para condimentar y no lleve el salero a la mesa.
  • Limite alimentos ahumados, embutidos grasos y salados, picaderas empacadas.
  • Utilice limón e hierbas aromáticas en sus alimentos y verduras para potenciar sabores.
  • Empiece a reducir el azúcar que añade a sus alimentos y bebidas. Aún si utiliza edulcorantes.
  • Evite las bebidas azucaradas (gaseosas, jugos y té envasados), sazonadores artificiales y comidas rápidas.
  • Prefiera frutas al natural en lugar de jugos y como postre.
  • Lea las etiquetas de información nutricional de los alimentos que consuma, prefiera los que contengan menos de 7 gramos de azúcar y menos de 300 mg de sodio en 100 gramos del producto.

Con pequeños y graduales cambios es posible obtener grandes resultados en la mejoría de su salud.

 

Ejercicio físico y salud cardiovascular. 
– Ricardo Lira, ACSM Certified Personal Trainer

 El ejercicio físico, una correcta alimentación y los chequeos regulares con su cardiólogo, son los tres pilares de una buena salud cardiovascular y general.  Sabemos hace varias décadas que las enfermedades cardiovasculares son la causa No.1 de muerte en los países desarrollados. Tal como mencionó la Dra. Pérez previamente, existen múltiples factores de riesgo para estas enfermedades y teniendo en cuenta que el ejercicio físico ejerce un gran efecto sobre la mayoría de estos, debemos estar de acuerdo en la importancia del mismo en la salud cardiovascular y general de todos.

¿Qué vamos a mejorar con un programa de entrenamiento y el soporte nutricional correcto?:  mejorar el perfil de los lípidos:  bajando el colesterol total, bajando el colesterol malo  o LDL, bajando los triglicéridos y se logra aumentar el colesterol bueno o HDL. Si a esto agregamos que lograremos reducir de peso, tener más energía, liberar endorfinas que mejoran nuestro ánimo, mejorar nuestra autoestima; debemos concluir que el ejercicio debe acompañarnos siempre como parte de nuestro cuidado general de salud.

Es importante aclarar, que el ejercicio físico debe ser diseñado y organizado de manera personalizada; esto quiere decir,  que partiendo del chequeo con su Cardiólogo, de las pruebas realizadas, como la prueba de esfuerzo y los examenes de laboratorio, vamos a conocer su condición cardiovascular y sus factores de riesgo cardiovascular.  De esta manera se establecen los objetivos principales, ejemplo: (perder peso, ganar masa muscular, bajar su colesterol) etc. A partir de estos datos, diseñamos un programa de ejercicios individualizado, con un orden, intensidad, duración y de manera progresiva en el tiempo. De esta forma, buscamos alcanzar estos objetivos, mejorando sus parámetros cardiovasculares, su composición corporal y buscando un cambio en su metabolismo, procurando que estos cambios permanezcan en el tiempo.

El ejercicio es medicina, no se automedique.

 

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