Tercera edad, ¿nos preocupamos por su alimentación?
Según las estadísticas, cada año aumenta la población de “adultos mayores”, por ejemplo de un 4% en los 1900 aumentó a un 14% en el 2010. Esto significa que la expectativa de vida es cada vez más alta, ¡Que buena noticia!
Realmente no existe un momento exacto en el que podamos definir cuando inicia vejez, ancianidad, tercera edad o edad avanzada, pero la Organización Mundial de la Salud (OMS) subdivide a los adultos mayores, de acuerdo con la edad, en: edad media, de 45 a 59 años; senectud, de los 60 a 74 años; vejez, a partir de los 74 años y vejez extrema, superados los 90 años.
Es por el creciente aumento en la población de este grupo, por la alta incidencia de malnutrición además de una serie de aspectos psicológicos y socioeconómicos que resulta de gran importancia atender de forma temprana el aspecto nutricional.
Durante esta inexorable etapa surgen una serie de cambios, a los cuales atribuimos la mala alimentación, y por consecuencia malnutrición. Entre ellas están:
- Pérdida prematura de la dentadura o deterioro en su estructura.
- Reducción en la producción de saliva y pérdida progresiva de la sensación gustativa y del olfato.
- Disminución de los movimientos intestinales que dan a lugar al estreñimiento.
- Aumento de la masa grasa y disminución de la masa muscular.
Existen también cambios en otros sistemas como el nervioso, renal, respiratorio, osteo-articular e inmune que de alguna forma contribuyen a un estilo de vida que debemos trabajar.
La buena noticia es que podemos atravesar por estos cambios con una excelente calidad de vida, y para ellos puntualizamos las siguientes recomendaciones.
- El peso corporal debe acercarse al peso ideal por su talla.
- Disminuiremos la ingesta de calorías (me refiero a reducir cantidades) pero nos aseguramos que obtenga calidad en sus nutrientes. (Cereales integrales, pescados, leguminosas, nueces, frutas y vegetales).
- Consumir proteínas tanto de origen vegetal (leguminosas), como animal (huevos, pescados, pollo sin piel).
- Consumir aceites vegetales, especialmente de oliva y canola.
- Se debe mantener el aporte de fibra, para evitar el estreñimiento, principalmente del tipo mucilaginosas que son mejor toleradas (ej. Frutas sin pelar y vegetales)
- Ingerir 2-2.5 litros de agua al día (aun no sienta sed), que puede ser en forma de caldos, zumos, frutas (ej. Sandia).
- Mantener la actividad física de forma rutinaria. Se aconsejan mínimo 150 minutos semanales de ejercicio cardiovascular (Caminar, dar pequeños paseos, trotar, nadar, montar bicicleta).
Las recomendaciones pueden modificarse dependiendo de la existencia de alguna enfermedad cardiovascular (por ejemplo, el fallo cardiaco, o limitaciones debido a problemas de artritis, debilidad en las piernas, ya sea por la mala circulación o el sobrepeso) donde la pauta de ejercicios, e ingesta de líquidos será limitada de acuerdo a su médico.
– Dra. Erika Pérez Lara
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